miércoles, 17 de agosto de 2011

Una historia sin final

Todo comenzó de forma imprevista. Un día como otro cualquiera en el que la rutina marcaba sus pasos ella decidió irse, marcharse, huir de su vida , de la monotonía que en ésta había, preparó una maleta, tan solo  una , y marchó rumbo a lo desconocido. Se fue con la única esperanza de que su vida cambiase de color, que la melodía que servía de banda sonora de la historia de su vida cambiase. No sabía que se iba a encontrar, ni si quiera sabía a dónde se dirigía, simplemente cogió su maleta, subió al coche y dejó atrás todo su pasado, todas sus penas y alegrías.
Durante horas y horas condujo sin rumbo, tan solo el que le marcaba su corazón. ¿A dónde le llevaría esta vez su corazón? ¿ Qué le depararía esta vez la vida?
Tras semanas conduciendo por numerosas carreteras, decenas de hostales en los que dormir, un día observando el paisaje que se abría delante de ella, un fuerte e incluso doloroso latido del corazón se lo indicó, era allí donde debía terminar su viaje, era ese su destino.
En la primera pensión que encontró paró, se bajó del coche, sacó la maleta del portabultos y cerró el coche y junto con el, un largo trayecto lleno de vivencias, de paisajes maravillosos, de ciudades con un encanto peculiar y sobre todo de decisión, pues la protagonista de ésta historia pensó que si algo no te llena en tu vida tienes el derecho de cambiarlo, de intentar ser feliz, de hacer una mochila colgártela a la espalda y salir de ahí, salir del bucle de infelicidad que a tu alrededor se genera  y recorrer mundo, encontrar tu lugar, tu felicidad.


5 comentarios:

  1. A veces hay que escuchar más al corazón que a la mente y partir, como tu protagonista, ligera de equipaje, en busca de la felicidad, esté ésta donde esté. Puede pasar que después de meses, años incluso, de un viaje no siempre llenos de paisajes hermosos, descubramos que la felicidad estuvo siempre con nosotros, DENTRO de nosotros, en nuestro corazón, sólo que la ansiedad por vivir rápido, por tener más que por ser, no nos dejaba verla.
    Un excelente relato que espero tenga una continuación en breve.

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  2. Veo que es usted joven. Cuando se es joven se siente la imperiosa necesidad de buscar la felicidad y la firme creencia de que ésta jamás está a la distancia de la punta de nuestros dedos. Gracias a ese sentimiento, crecemos, maduramos, conocemos otros lugares, otras gentes, otros paisajes del que otros jóvenes se fueron buscando su felicidad y dónde nosotros encontramos, con un doloroso latido del corazón, como usted apunta, la nuestra sin darnos cuenta de que tal vez ellos encuentren la suya en el sitio del que nosotros partimos.
    Es un gran comienzo para un hermoso blog que espero poder tener la suerte de seguir con asiduidad.
    ¡Enhorabuena!

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  3. Muchísimas gracias, y espero yo también tener la suerte de que me siga. Para mí sería un gran placer.
    Muchas gracias de nuevo por comentar y seguir el blog.

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  4. Y Jesús, la continuación la tendrás por aquí escrita en breve...aunque el título apunta a que no tiene final...

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