lunes, 26 de septiembre de 2011

Una lágrima y una voz


Al igual que en otoño caen las hojas secas de los árboles, de sus ojos caen unas lágrimas que, poco a poco recorren todo su delicado rostro. Una voz que empieza susurrando en su interior termina por gritarle a todo pulmón. Le ordena que salga de ahí, que huya, que no siga su camino, que se desvíe desde que pueda, que reencuentre su vida, su verdad, su bienestar. Que se aleje de las penas, que corra tras las alegrías, que salte para alcanzar sus sueños, que no se canse nunca, que siga las huellas de su destino, no el que le viene de fábrica, si no el que ella desea tener  , que vaya al ritmo del latido de su corazón, que con cada mirada guarde  lo que fue, lo que es, que con cada suspiro coja aliento y continúe, que continúe hasta que con cada recuerdo sonría.

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