martes, 23 de agosto de 2011

Tal día como hoy hace exactamente un año.

Yo, en un paseo rutinario desde la residencia al centro de Oxford.

 De lo más simbólico de allá...

 Residencia de  EF Oxford

Tal día como hoy, hace exactamente un año, había pasado la primera noche fuera de mi casa, de mi ciudad, de mi isla, incluso de mi país. Había pasado mi primera noche en Oxford, Inglaterra. Había pasado la primera de tantas noches. Exactamente pasé tres semanas hospedada en una residencia, yendo a clases de lunes a viernes durante tres o cuatro horas, conociendo esa magnífica ciudad, conociendo gente de todas las partes del mundo desde Irán, pasando por Turquía, Italia, Francia y Japón. Obviamente también conocí a muchas personas de España y todas ellas de provincias distintas, Valladolid, Ourense, Zamora, Sevilla, Granada, Valencia y como no de las Islas Canarias, mis añoradas Islas Canarias. Conocí mundo y todo lo que entraña no estar refugiada en tu hogar, en tu ciudad, con tus padres y demás familiares protegiéndote, sin tus amigos y amigas de siempre, sin tus grandes apoyos. Tan solo yo. Sin ningún lugar a duda la mejor experiencia de mi vida. Un magnífico viaje en el que aprendí que no necesitas a nadie más que a ti mismo para ser feliz, que se puede ser independiente a pesar de no tener la "mayoría de edad"; que en la vida hay cientos o incluso miles de personas magníficas que no tienes la suerte de conocer por estar "acomodado" ya a una vida, a una rutina, a unos amigos... que se puede conocer a alguien en tres semanas muchísimo mejor que,a una persona en tu vida cotidiana durante tres años ; que no hay que tener miedo a nada, hay que ser valiente y enfrentarse a los retos que te pone por delante la vida, que a veces hay que saltar al vacío sin saber que te vas a encontrar una vez termine el salto; que cada persona es un mundo, es diferente, tiene sus más y sus menos, pero que todas las personas con indiferencia de su continente, país, comunidad autónoma o ciudad tiene el derecho de darse a conocer y ser conocidos, sin perjuicios, con la mente en blanco.

1 comentario:

  1. Nadie puede madurar rodeado de algodones. Hay que salir del nido, caer de él para conocerse a sí mismo comprobar que uno es -o no- como en realidad creía que era y, en cualquier caso, crecer como persona.
    La soledad y la adversidad son los dos elementos de esta fórmula que, combinados o por separado crean un ser real a partir de un ser en proyecto.
    Un abrazo.

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